Soledad... recurrente, acechante, susurrante...
Verdad última o ilusión transitoria...
A veces creo vencerte en la comunión con otros, en el encuentro apasionado, en el servir, en la confusión de propósitos, en el hacer comprometido...
Pero allí estás tu. En ese rincón tan tuyo, reina y señora, danzando en medio de la nada, con tu propia belleza y embriagante encanto...
Soledad del alma, que aunque se sabe imposible, decanta dolores y añoranzas.
Te sientas a mi lado y perturbas mi entendimiento, contaminas el aire con un olor agridulce... llenas mi boca de un sabor amargo, pones sudor en mis manos y ansiedad en mi corazón... ¿Qué satisface tus ansias? ¿A dónde me llevan tus lamentos? ... Soledad... tal vez si me tomaras de una vez por todas, me perdería en el infinito vacío que tanto temo y lograría danzar libre de egos y ataduras, de afectos y esperanzas...
Soledad... vacío... ahogo... ¿qué pretendes mostrarme?
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