No tuve la posibilidad de asistir al reciente concierto de U2, pero tuve la oportunidad de compartir la "experiencia" de mi hijo. Y ciertamente que más allá del fenómeno musical, me impactó el coraje de la banda, que está recorriendo el mundo con un mensaje que se sintetiza en un símbolo poco recogido por la prensa local y que es una invitación tal vez polémica a "coexistir". Un símbolo construído con la luna creciente musulmana, la estrella de david judía y la cruz cristina... reforzada por la letra de la canción: "Jesus, Jew, Muhammad, it's true (...) Tell them, No more!". Y es que pareciera que ya es hora en la historia de la humanidad, que fuéramos capaces de deponer las pretensiones de poseer la verdad y con humildad, aprender a mirarnos a los ojos en una declaración de respeto por el legítimo otro. Y no se trata solamente de nuestras convicciones aprendidas o heredadas, se trata de construír nuevos contextos de relación familiar, personal y laboral. Tu mirada, mi mirada, nuestra mirada, confluyendo en la construcción de la vida que queremos... A eso vale la pena dedicar nuestro esfuerzo y nuestro trabajo. En eso estamos.
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