Sunday, September 24, 2006
Treya, donde quiera que te encuentres...
He estado buscando por toda la web una fotografía que me mostrara algo de tu alegría y que me permitiera imaginar esa sonrisa con la cual dejaste tu cuerpo, algo de esa sabiduría que fuiste capaz de sostener hasta el último minuto.
Y la encontré, por supuesto, en las páginas de Ken Wilber, rubricada con sus palabras: "para la otra mitad de mi alma"...
Tu historia, perdón, la historia de ustedes dos es un regalo para mi alma. Es toda una experiencia del "espíritu" que está en tí, en mí, en todos... y en todo. Tus palabras resuenan en mi conciencia y me confirman de una manera contundente la claridad de mis atisbos, la certeza de mis percepciones y la creciente claridad de mis interpretaciones. Sólo quiero dedicar este espacio para rendir un tributo a tu "gracia" y a tu "coraje" y a permitir que lo que he vivido de la mano de tu testimonio me acompañe en la maravillosa aventura de seguir viviendo mi presente. Puedo decir que página a página aprendí a amarte y a sentir el dolor profundo que se transmuta a sí mismo para convertirse solamente en una manifestación más del espíritu vivo. Morí contigo. Renací contigo. Que Dios te bendiga.
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