Esta mañana, en mi meditación de la mañana, me encontré enfrentado al vacío y descubriendo el profundo temor que mi mente tiene a la ausencia, al silencio, a la inmensidad... sentí el vértigo y la ansiedad asociadas a lanzarme a lo desconocido y la inmediata reacción de volver la mirada atrás, de dudar y detenerme. Hasta que apareció ella... su presencia, su mirada, su calidez... ella... como una nítida materialización del amor, que simplemente "pasaba" a través de su cuerpo como si fuera transparente, sin substancia... Y en ese momento una sensación desbordante de amor empezó a traspasar mi propio cuerpo, empecé a transpirar y a sentir un dolor intenso en el pecho y un ahogo en la garganta... no pude contener las lágrimas y tuve la certeza de estar emitiendo un haz de luz que me atravesaba de lado a lado... empecé a ver a muchas personas que quiero, cercanas y lejanas... con quienes trabajo, con quienes vivo o con quienes simplemente me cruzo en la calle, todas ellas emitiendo el mismo haz de luz que nos conectaba a todos con una infinita ternura, con una infinita certeza, con una infinita paz... ¿amor?... no me cabe duda... amor infinito, profundo, sin límites, como el gran articulador, el gran integrador... el vacío, ella... y el amor...
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