la empresa está en todas partes
no hay duda que “la empresa”, así con mayúsculas, está en el
centro de nuestra civilización occidental. de un modo u otro, todos
“pertenecemos” a alguna empresa, ya sea
porque trabajamos en una de ellas, o porque seamos sus dueños, o porque le
vendamos nuestros productos o servicios: toda nuestra vida está determinada en
alguna forma por “las empresas”.
la empresa es omnipresente en nuestra realidad, es el dios o
el demonio de nuestro sistema, dependiendo de nuestra manera de pensar.
todos “vivimos” en una empresa u organización, y cuando digo
“vivimos”, es porque objetivamente pasamos la mayor parte de nuestro tiempo
trabajando en alguna empresa, donde, de acuerdo con los estudios, el 80% de las
personas no encuentran sentido al trabajo que hacen y padecen de stress, miedo
o ansiedad.
la tensión provocada por la exigencia de un rendimiento
superior, la presión de conseguir objetivos y metas, la velocidad del día a
día, causan estragos en las personas, que se debaten nerviosamente para
responder a las expectativas de generar resultados, sin importar el costo
físico o emocional que ello conlleva. como diría frederick taylor, en los
comienzos de la revolución industrial: “en nuestro esquema, no les pedimos
iniciativa a nuestros hombres. no deseamos iniciativa alguna. todo lo que
queremos de ellos es que obedezcan las órdenes que les impartimos, que hagan lo
que les decimos y que lo hagan rápido” . solo faltaría agregar que no sientan,
que no tengan emociones, que no sueñen. ese era el pensamiento de las empresas
en los comienzos del siglo xx y creo que no se aleja mucho del pensamiento empresarial
de comienzos del siglo xxi. a pesar de que las emociones empiezan a ser
consideradas y el ejercicio del liderazgo es cada vez más humano, creemos que
es tiempo de dar un nuevo paso.
empresas espirituales
creo que debemos reflexionar sobre la forma como las
empresas determinan nuestras vidas y la importancia de plantearnos una manera
diferente de “vivir” en ellas. creo firmemente que la empresa es el escenario
donde podemos encontrar una nueva forma de habitar el planeta, generar valor y
realizarnos como seres humanos.
en la medida en que reconocemos que las empresas están
conformadas por seres humanos con sueños y esperanzas, podemos lograr
trascender la productividad y el individualismo, para imaginar empresas más
espirituales, entendiendo como tales aquellas que permiten un espacio para la
construcción de sentido, la generación de consciencia y la creación de valor
para todos los involucrados (stakeholders).
a eso llamo empresas espirituales. la palabra espiritualidad
se deriva de la palabra espíritu y esta a su vez viene del latín spiritus que
significa “aliento, respiro, es decir, aquello que da vida”. “spiritus” es el principio impulsor del ánimo
o esencia inspiradora, que permite obrar en armonía…
empresas espirituales… empresas vivas, donde sea
posible “respirar sentido”: detenerse,
respirar, tomar consciencia y continuar.
“pause for breath” (pausa para respirar) es el título de un
libro sobre liderazgo escrito por amanda ridings, que nos introduce a la
práctica del “mindfulness” y de su importancia para el ejercicio del liderazgo
contemporáneo. ¿mindfulness? la palabreja me sonaba y pensé que se trataba del
invento de algún gurú contemporáneo, emparentado con el “wellbeing”
(bienestar). y así era efectivamente, pero iba más allá: se trataba de una
técnica de meditación contemporánea totalmente en línea con el propósito de
“espiritualizar” nuestra vida en la empresa.
mindfulness, un camino para la espiritualidad en la empresa
mindfulness, contrario a mi primera idea, es una práctica de
meditación milenaria que significa “atención plena al momento presente,
conciencia plena o conciencia pura” y se considera como una facultad espiritual
o psicológica de gran importancia en el camino hacia la iluminación de acuerdo
a las enseñanzas de buda.
mindfulness es la capacidad de ser observador de sí mismo,
de adquirir una perspectiva de altura ante flujos de situaciones, emociones y
pensamientos. es “la conciencia que emerge cuando intencionalmente ponemos
atención de una manera abierta, gentil y con discernimiento” dice shauna
shaphiro, especialista en mindfulness e integrante del board de axialent*
el mindfulness es una práctica sin ningún contenido
doctrinal o filosófico, que no requiere adoptar ninguna creencia diferente a la
del bienestar del ser humano como camino para su plenitud y realización. esa
condición lo hace especialmente atractivo para usarlo como técnica de
meditación en las organizaciones y que en esencia busca la atención plena al
momento presente… lo cual además conlleva a resultados superiores, mayor
efectividad, menor ausentismo y todos aquellos aspectos que determinan la
sustentabilidad humana de las organizaciones.
así pues, a través de la práctica del mindfulness, es
posible dar ese paso hacia una mayor consciencia-presente, una especie de
espiritualidad activa. practicarlo es algo muy simple, al alcance de todos, con
aplicaciones concretas en el día a día y sin exigentes demandas de tiempo ni de
“expresiones esotéricas”, a las cuales las empresas le tienen tanto temor.
shauna saphiro propone tres pasos o pilares en la práctica
del mindfullness:
intención: claridad sobre el propósito de la práctica.
aquello que nos importa, el para que
hacemos lo que hacemos. se trata de conectarnos con la aspiración, la visión y
el camino.
atención: conciencia plena del momento presente. aceptación
“gentil” de que nuestra mente divaga la mitad del tiempo y que es posible a
partir de la observación consciente, hacerla más focalizada y eficiente.
actitud: es el modo, el como ponemos atención … lo que
practicas se vuelve mas fuerte: aceptación, apertura, curiosidad, desapego,
gentileza, cuidado, confianza y compasion
hoy en día el mindfulness se enseña en diversos institutos y
universidades chilenas y en algunos casos es parte de los nuevos programas de
liderazgo y desarrollo organizacional que estamos impartiendo.
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* axialent es una
importante consultora internacional creada por fredy kofman en asocio con peter
senge y ken wilber, cuya metodología se basa en la ontología del lenguaje.
axialent integra hoy en día una mirada espiritual de la empresa, inspirada en
el libro “conscious business” (empresa consciente) escrito también por fred
kofman.